LOCALIZACIÓN Y ACCESIBILIDAD
El risco Gordo constituye el pico más elevado de la sierra del Pimpollar (836 m), que se encuentra al sureste de la población de Cañamero. Se accede fácilmente con vehículos por una pista forestal que parte de la carretera de Guadalupe (EX-102), unos metros a la derecha de las últimas casas del pueblo frente al Parque Municipal. Se llega hasta la era de las Escarihuelas, desde la cual ya podemos divisar este geositio, para remontar por la pista forestal hasta su cumbre.
ATRACTIVOS DE LA VISITA
Desde el mirador de risco Gordo podemos observar el relieve tipo apalachense de las sierras de Las Villuercas, el desfiladero del río Ruecas, el sinclinal de Santa Lucía, la extensa penillanura precámbrica del Domo Centro-Extremeño con el stock granítico de Logrosán (cerro de San Cristóbal) y las formaciones sedimentarias de las rañas de Cañamero, de edad pliocuaternaria, con sus características plataformas o «mesas» constituidas por cantos rodados de cuarcitas y arcillas procedentes de la erosión de las sierras cercanas.
Entre los resaltes de la Cuarcita Armoricana de esta sierra del Pimpollar observaremos también buenos ejemplares de icnofósiles: Cruziana y Skolithos.
Al norte del risco Gordo divisamos el risco del Castillo y el risco de Las Cuevas, en los cuales podemos encontrar numerosos abrigos rocosos con pinturas rupestres esquemáticas: Los Vencejos, cueva de Rosa, umbría del Castillo, etc., y los cimientos del castillo musulmán de Cañamero, donde murió (en el año 1220) el príncipe leonés Sancho Fernández.
También encontramos curiosas leyendas, como la siguiente: “Se cuenta la historia de un pastor que cuidaba de sus cabras en la sierra del Pimpollar, y estando éste muy sediento se fue a beber a una estrecha cueva en la cual había una fuente en la que tenía que meter la cabeza inclinada, girarla para beber, y después sacarla del mismo modo. De hacer lo contrario te podría pasar lo que le pasó al pastor: se quedó entretallado entre las rocas… y mientras gritaba pidiendo socorro, aprovechó un ladronzuelo para quitarle las botas y el zurrón, dejándole malparado y en peor situación”.