18-LA IGLESIA DE SANTA CATALINA DE ALÍA

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En la localidad de Alía se encuentra la que probablemente sea la mejor manifestación de arte mudéjar religioso de Extremadura. La iglesia de Santa Catalina, en efecto, es un magnífico ejemplo de la arquitectura condicionada al dilatado proceso de reconquista de la Edad Media. El mudéjar es un estilo único y novedoso, que se dio en los reinos cristianos de la península ibérica, en el que resulta evidente y visible la influencia de los numerosos alarifes (albañiles y maestros de obra) de origen musulmán que permanecieron en ellos tras ser reconquistados.

La Iglesia de Santa Catalina se localiza en la parte más alta del pueblo, presidiendo la plaza de Dos Bonillas, en el lugar donde la tradición sitúa un antiguo castillo. El edificio data del siglo XV y posiblemente su construcción obedezca a la influencia de los jerónimos que en esa época llegan a Guadalupe. La advocación a Santa Catalina, patrona de los frailes, induce a apoyar esta hipótesis.

Una de las características que convierten a este templo en único es que ha mantenido prácticamente intactos su aspecto y estructuras primitivos. El resultado es uno de los templos mudéjares más espectaculares de la región.

Como buen ejemplo de este estilo, en esta construcción se utiliza la piedra, sobre todo cuarcitas y pizarras, para el grueso del edificio -muros, contrafuertes, pilares y torre-. Al ladrillo se recurre en las zonas más decorativas y también para los arcos, ventanas y entradas.

La parte más llamativa del templo es la robusta torre, enteramente de piedra, que lo remata por el oeste y que, a juzgar por algunos detalles constructivos, parece más antigua que el cuerpo de la iglesia. La forma y estructura de la torre evocan soluciones arquitectónicas típicas de las fortificaciones, lo que hace suponer que formaba parte de un recinto amurallado. De ser así, daría la razón a la tradición local. Posee una gran puerta tapada desde hace siglos y tres huecos que hacen las veces de campanario. Especialmente curiosa es la transición de la torre al ábside, construida en ladrillo.

El aspecto exterior de la iglesia es severo y austero, lo que contrasta con el dinamismo que crea en el interior la sucesión de arcos formeros. Los arcos del centro y entre las naves son ojivales, mientras que los laterales son de medio punto. El mayor de todos es el que da acceso al ábside. Los pilares hexagonales que sustentan a los arcos, también de ladrillo, aportan elegancia al conjunto. Estos conjuntos de arcos y pilares definen distintos espacios que recuerdan a las divisiones existentes en una mezquita.

La entrada principal es un arco de medio punto de ladrillo coloreado. También de este material es la cabecera de la iglesia, de planta hexagonal, aunque bastante irregular. Esta se eleva por encima de la nave principal y posee en su parte superior varios arcos ojivales que aportan una gran luminosidad al templo. Distintas reformas llevadas a cabo a lo largo del tiempo dieron lugar al cegado de la mayoría de estos vanos, quedando actualmente solo dos abiertos.

En la parte exterior del templo, en uno de los contrafuertes del ábside, existe una antigua escultura empotrada representando una cara, además de la escultura en granito de Santa Catalina.