LOCALIZACIÓN Y ACCESIBILIDAD
El estrecho de la Peña Amarilla se encuentra al este de la población de Alía y se accede a él por la carretera EX-102, a la altura del punto kilométrico 92,5, donde se llega hasta un mirador y aparcamiento en la margen norte de la carretera.
Desde el punto de vista geológico, se localiza en el límite natural entre la sierra Palomera, en el flanco oeste del sinclinal del Guadarranque, y los relieves peniaplanados del anticlinal del Ibor.
ATRACTIVOS DE LA VISITA
Durante la visita, además de la impresionante geología que muestra el afloramiento de la Cuarcita Armoricana que se ofrece desde el mirador del estrecho de la Peña Amarilla, puedes observar buenos ejemplares de pistas de trilobites (Cruziana) en los cortes de la carretera, así como también algunas secciones transversales de estas huellas, lo que hace de este geositio un lugar paleontológico singular.
Presta atención también a las comunidades biológicas rupestres. Entre éstas, quizás lo más destacable sean los característicos líquenes crustáceos de llamativo color amarillo (Acarospora oxytona) que tapizan las paredes rocosas y que le dan su nombre a la Peña Amarilla. Así mismo, se pueden encontrar ejemplos de vegetación protegida, amenazada o relicta, (loros, enebros, etc.), además de apreciarse el contraste entre la exuberante vegetación presente en las laderas de umbría en contraste con la más expuesta que sobrevive en las solanas.
Desde este mirador tendremos la oportunidad de observar las colonias de cría de buitres leonados y también algunos nidos aislados de alimoches y cigüeñas negras, que aprovechan los farallones verticales para asentar sus nidos.
Es interesante, además, conocer una cita histórica relativa a este sitio:
En el año 1133 el rey Alfonso VII de Castilla pasó por el camino romano que cruza el desfiladero de Peña Amarilla hacia Talavera, viniendo con su ejército desde Al-Ándalus. El regreso del ejército, al finalizar la campaña contra los árabes, lo realizó desde Sevilla: “Deinde rex movit castra et transivit illum Portum de Amarela et exivit in civitatem suam, quae dicitur Talavera”. (Luis Sánchez Belda, Parágrafo 42). Este viejo sendero se denominó desde entonces «Camino Sevillano de Talavera», por donde entraron los primeros colonos cristianos en nuestra comarca durante la Reconquista.