Desde 1929 la Virgen de Guadalupe ostenta el título de Reina de la Hispanidad. Esto hace que cada doce de octubre, la efeméride de la llegada de las naves de Colón a tierras americanas, se celebre de forma muy especial y con gran solemnidad en la localidad de Guadalupe. Entre todas las conmemoraciones tiene una gran singularidad la procesión protagonizada por caballos y jinetes provenientes de los más diversos puntos de la geografía extremeña.
El vínculo entre Guadalupe y América no se limita a las visitas que Colón hizo a los Reyes Católicos en el Real Monasterio. Con el nombre de la Virgen, el marino bautizó una isla del nuevo mundo y en la pila existente frente al monasterio se bautizó a los primeros indios traídos a Europa. Conquistadores y monjes extendieron la advocación mariana por tierras americanas, implantándose en buena parte de Latinoamérica el culto a la Virgen de Guadalupe
En 1929 Alfonso XIII corona a la imagen como Reina de la Hispanidad, fundándose en ese momento la Guardia de Honor o Real Asociación de Caballeros de Santa María de Guadalupe, dedicada a preservar la fiesta en honor a la Virgen. Desde entonces, todos los doce de octubre La Puebla de Guadalupe es el escenario de una peculiar procesión protagonizada por jinetes y caballos. Al inicio de la celebración, la procesión de caballeros llega a la plaza de Santa María de Guadalupe, lugar en el que se celebra una Eucaristía.