27-EL MARTINETE Y EL ACUEDUCTO DE LAS HERRERÍAS EN CAMPILLO DE DELEITOSA

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Esta formidable obra de ingeniería hidráulica en el valle de la Garganta Descuernacabras, en las proximidades de Campillo de Deleitosa, escondido en el corazón del Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara, es uno más de los tesoros que esconde este territorio. En su objetivo de trasladar una corriente de agua salvando los accidentes del abrupto paisaje, alcanza una grandiosidad poco frecuente a pesar de lo cual forma parte del patrimonio más desconocido de Extremadura.

El acueducto de las Herrerías es una antigua infraestructura hidráulica ideada para abastecer de energía a una herrería en Campillo de Deleitosa. Posteriormente sería utilizado también para abastecer a tres minicentrales eléctricas. Realmente el acueducto es solo parte de una obra mayor, que consiste en un canal de siete kilómetros y sus estructuras vinculadas. Este canal nace en una presa construida justo donde confluyen las gargantas de los Batanes, del Colmenar y de los Torneros. En este estratégico punto recogería el agua y la transportaría por el canal que recorre la abrupta ladera del río Descuernacabras.

El trazado va adaptándose a las curvas de nivel del terreno para mantener inamovible el ángulo que permite el desplazamiento constante del agua. Todo el canal está enfoscado con cal para evitar las fugas y se mantiene en muy buen estado de conservación.

Pero cuando la obra alcanza su mayor magnitud y nos muestra su imagen más espectacular es cuando para salvar una de las bajadas a la garganta, una veintena de arcos y un gran muro conforman un acueducto de ocho metros de altura. Resulta impresionante comprobar la grandiosidad de esta obra, la maestría de su construcción y la perfección de su diseño. Su fábrica es de pizarra y argamasa, al igual que la de toda la canalización y la mencionada presa, aunque la parte superior del canal está rematada con ladrillo.

En un punto determinado, parte un ramal que llevaba el agua a una antigua herrería. Allí se encontraba el martinete o molino que, gracias al agua a presión y mediante un ingenio de álabes (paletas curvas) y levas, movía el gran martillo o pilón de la fragua. Aunque en ruinas, todo indica que esta herrería es coetánea a otras existentes en otros puntos del Geoparque, como las del río Guadalupejo. De ser así, la herrería y el canal que le proporcionaba energía hidráulica, datarían del siglo XV, aunque hay datos que sitúan su origen en el siglo XVII. Posiblemente esta herrería formase parte de un complejo metalúrgico de mayores proporciones, dándonos pistas la toponimia sobre el pasado minero de esta zona: cerro de las Minas, Las Minillas, Herrería, Torneros, Cerro Calero…

Aguas abajo la conducción prosigue y en tiempos abasteció, en el siglo XX, a tres pequeñas centrales eléctricas, cuyas ruinas aún se mantienen en pie. Estas ‘fábricas de luz’, como eran llamadas en la zona, permitieron que un pueblo como Campillo de Deleitosa contase con electricidad mucho antes que otros pueblos de la zona de mayor tamaño y mejor comunicados.

El entorno de esta monumental obra es un atractivo más que convierte en recomendable su visita. Un paisaje de gran interés en el que se dan cita una serie de especies vegetales poco comunes en el resto de Extremadura, como loros y acebos. En las gargantas es habitual la presencia de nutrias y los farallones de cuarcita son frecuentados por grandes rapaces como buitres leonados o águilas reales.