Esta formidable obra de ingeniería hidráulica en el valle de la Garganta Descuernacabras, en las proximidades de Campillo de Deleitosa, escondido en el corazón del Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara, es uno más de los tesoros que esconde este territorio. En su objetivo de trasladar una corriente de agua salvando los accidentes del abrupto paisaje, alcanza una grandiosidad poco frecuente a pesar de lo cual forma parte del patrimonio más desconocido de Extremadura.
El acueducto de las Herrerías es una antigua infraestructura hidráulica ideada para abastecer de energía a una herrería en Campillo de Deleitosa. Posteriormente sería utilizado también para abastecer a tres minicentrales eléctricas. Realmente el acueducto es solo parte de una obra mayor, que consiste en un canal de siete kilómetros y sus estructuras vinculadas. Este canal nace en una presa construida justo donde confluyen las gargantas de los Batanes, del Colmenar y de los Torneros. En este estratégico punto recogería el agua y la transportaría por el canal que recorre la abrupta ladera del río Descuernacabras.
El trazado va adaptándose a las curvas de nivel del terreno para mantener inamovible el ángulo que permite el desplazamiento constante del agua. Todo el canal está enfoscado con cal para evitar las fugas y se mantiene en muy buen estado de conservación.
Pero cuando la obra alcanza su mayor magnitud y nos muestra su imagen más espectacular es cuando para salvar una de las bajadas a la garganta, una veintena de arcos y un gran muro conforman un acueducto de ocho metros de altura. Resulta impresionante comprobar la grandiosidad de esta obra, la maestría de su construcción y la perfección de su diseño. Su fábrica es de pizarra y argamasa, al igual que la de toda la canalización y la mencionada presa, aunque la parte superior del canal está rematada con ladrillo.