21-LA IGLESIA DE SAN JUAN BAUTISTA DE BERZOCANA

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Según cuenta la leyenda, en 1223 un agricultor encontró en un olivar un sarcófago de mármol. En su interior se hallaron los restos de San Fulgencio y Santa Florentina, santos del siglo VI, de origen visigodo, naturales de Cartagena y residentes en Sevilla. Tan sagrados restos son custodiados en la Iglesia de San Juan Bautista, en un relicario donado por el rey Felipe II. En la fascinante historia de este templo, de impresionante porte catedralicio, a cuya vera surgió el pueblo de Berzocana, se mezclan elementos tardorromanos, visigodos, mudéjares, barrocos y renacentistas

La estampa de este templo, declarado Monumento Nacional en 1977, destaca sobre el resto del pueblo por sus notables dimensiones. De hecho, el eje este-oeste de la nave central alcanza los 35 metros de largo. Los datos documentados de los que se dispone remontan el origen del templo a los siglos XIV y XV. Sin embargo, existen elementos como la columna que sujeta el púlpito, la base de mármol de la pila de agua bendita y un relieve en granito de San Juan Evangelista, que sugieren la existencia de un antiguo templo visigodo en el lugar. Posteriormente fue casi totalmente derruido, a excepción de la torre, que es lo único que quedaría del edificio primitivo. En el siglo XVI fue reconstruida por el obispado de Plasencia, lo que le daría el actual aspecto gótico renacentista.

En el exterior del edificio es posible distinguir las distintas etapas constructivas, con estéticas y estilos diferentes. Hacia el poniente se alza la fachada y la alta torre rectangular, con una portada de sillería y arquivolta de arco apuntado, representando la fase más antigua de las que se mantienen en pie. En el lado de la Epístola (el lado derecho mirando hacia el altar) vemos un pórtico con arco escarzano y portada renacentista. En su parte superior existe un alto relieve de San Juan Bautista. La combinación particular de ladrillo y piedra indican que se trata de un conjunto mudéjar, muy relacionado con el modelo usual de la arquitectura santiaguista (referente a la Orden de Santiago), extendida por Extremadura. Otros elementos exteriores, como los ventanales semicirculares, una arquivolta lobulada, el ventanal de la cabecera o una cruz abalaustrada, nos hablan del estilo renacentista.

El interior consta de tres amplias naves de igual altura. Entre estas se dispone una serie de seis esbeltos pilares fasciculados sobre los que se extienden magníficas bóvedas de crucería. La capilla mayor es ochavada, también cubierta por bóvedas de crucería.

Otro elemento importante del templo es el coro, excepcional trabajo de cantería con una balaustrada rematada en el centro con el escudo obispal, que ocupa los tres tramos finales de la iglesia. Esta parte del templo también posee una bóveda de gran belleza y con gran riqueza ornamental, con estructura estrellada. Ésta se encuentra coronada por arcos carpaneles. El conjunto del coro es de estilo gótico tardío.
Pero quizá la parte más sobresaliente de toda la iglesia sea la Capilla de los Santos. Es el espacio en el que se custodia el arca de ébano, nácar, marfil y oro en el que están los restos de San Fulgencio y Santa Florentina. Este relicario fue una donación de Felipe II. El sarcófago de mármol en el que aparecieron los restos de los santos es de origen tardorromano. Es difícil observarlo con facilidad, al encontrarse tras un retablo barroco que lo oculta.

Según las crónicas la capilla fue inaugurada en 1610, aunque por la Fiesta del Ramo en Berzocana se canta una copla que la sitúa en otra fecha:

Día del señor San Pedro
Y con la ayuda de Dios
Pusieron este retablo
El año de treinta y dos.

Esta capilla consta de una parte baja y de una parte alta. La primera consta de varias columnas toscanas y de un retablo protobarroco con las imágenes de los dos santos. La segunda es una tribuna de estilo jónico a la que se accede por una escalera abierta al presbiterio. El muro se encuentra cubierto por un retablo salomónico del siglo XVIII, con figuras de santos, recargado de ornamentación y con un gran pelícano en su remate. Los paramentos están revestidos con ornamentaciones cerámicas también barrocas.