10-EL TESORO DE BERZOCANA

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En abril de 1961, el cabrero de catorce años Domingo Sánchez recorría con su rebaño la finca Los Machos, a unos tres kilómetros de Berzocana. A lo lejos divisó algo que brillaba en la pedrera de la sierra, cerca del llamado Castro de El Terrero. Se trataba de una vasija metálica que en su interior contenía dos collares de oro macizo -tres, según algunas versiones-. Acababa de descubrir lo que desde entonces se conocería como el Tesoro de Berzocana. El joven pastor no era consciente de que su hallazgo aportaría, a los anales de la historia de la península ibérica, uno de los registros arqueológicos más emblemáticos y relevantes de la Edad del Bronce en Extremadura.

El conjunto consiste en dos torques (collares en forma de herradura circular) decoradas de oro macizo de 24 quilates y la pátera (plato o vasija poco profunda) de bronce que al parecer las contuvo. Las torques poseen un diámetro máximo de 15 centímetros y un peso de 951 gramos. Poseen sección circular, más gruesa en el centro que en los extremos y remates en forma de botón. Están decorados con motivos geométricos realizados a buril en su tercio central y en las zonas cercanas a ambos remates. Hay indicios suficientes para suponer que existió un tercer torque, más pequeño, que fue vendido clandestinamente a un platero de Navalmoral de la Mata y que acabó convertido en anillos, elementos de joyería y prótesis dentales.

Tras su hallazgo, el conjunto fue entregado al Juzgado de Paz de Navezuelas -localidad cercana- para posteriormente pasar al Museo Arqueológico Provincial de Cáceres. En 1964 fue trasladado al Museo Arqueológico Nacional, donde se encuentra expuesto en la actualidad.Su datación ha sufrido varios cambios. En un principio se consideraron como objetos propios de la ‘orfebrería lusitana’ del Bronce Final-Hierro y del ámbito mediterráneo -aunque relacionado con las cuencas metalíferas atlánticas-, fechado hacia los siglos VII y VI a.n.e.

Posteriormente la antigüedad fue revisada y establecida hacia el siglo VIII a.n.e. y se vinculó a corrientes culturales centroeuropeas. Pese a ello, en el Museo Arqueológico Nacional aparece fechado en el siglo X a.n.e. La pátera de bronce que contenía las torques se considera una pieza de origen mediterráneo oriental, concretamente egipcio. La base maciza y la boca ancha, son las características que vinculan a la pieza con la orfebrería de aquella zona.

Piezas similares a las torques de Berzocana fueron usadas por galos, celtas, germanos y persas. Inicialmente era habitual que las representaciones de deidades celtas llevaran una de estas joyas al cuello. Posteriormente se convirtieron en un complemento típico en el atuendo de las mujeres, pasando después a considerarse un símbolo de nobleza y una condecoración de guerra. Su gran peso y su escasa ductilidad, sugiere que se trataba de joyas de carácter ceremonial y no de uso común, por lo que la dote de mujeres de alto rango se ha propuesto como su función principal. En ocasiones se ha sugerido que se trataba de collares, aunque su apertura de menos de siete centímetros hace que fuese imposible que un adulto se los pusiera. Por su elevado peso, tampoco es probable que, como se ha apuntado, se tratase de piezas destinadas a su uso por niños. También se ha barajado su utilización como moneda de cambio, teoría que sería apoyada por el hecho de pesar 41 siclos, medida de peso y monetaria utilizada en Oriente Próximo y Mesopotamia en la antigüedad.

Pero su valor no era meramente material. Como en otros casos de emblemas fabricados en bronce en este periodo histórico, como espadas o falcatas, estos valiosos objetos se consideraban portadores de valores espirituales o místicos, mucho más allá de su propio valor material. Posiblemente su uso estaría imbricado en un sistema de creencias que situaría a estos objetos en el contexto del viaje al más allá de su portador.

La importancia de este conjunto queda patente con el hecho de que las torques de Berzocana, junto con la doble del tesoro de Sagrajas (Badajoz), dan nombre a uno de los tipos característicos de la orfebrería del Bronce Final en el occidente de la Península Ibérica. Aunque el conjunto se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico Nacional, en el Centro de Interpretación de la Arqueología de Berzocana se muestran réplicas de las torques.