04-EL RISQUILLO DE PAULINO

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El abrigo que alberga estas pinturas toma el nombre de su descubridor, Paulino Tejero Aparicio, natural de Berzocana. Se encuentra rodeado de bosques de robles y castaños, coronando un pequeño promontorio, en los soberbios Canchos de las Sábanas, desde los que se observa un paisaje impresionante. Sobre la cuarcita, testigos de la historia desde que hace varios milenios los plasmasen sus autores, se congregan varios grupos de figuras esquemáticas, representando a personas de distintos rangos, animales y símbolos desconocidos. Entre todas llama la atención la que parece sugerir un rostro humano.

Las pinturas rupestres de este abrigo se unen a las ya conocidas de la misma sierra, como las de las cuevas de los Morales, de los Cabritos y de los Caballos y, en un sentido más amplio, a las existentes en las cadenas montañosas que forman Las Villuercas.
Este conjunto de pinturas se encuentra en uno de los riscos situados más al sur de los denominados Canchos de las Sábanas. En lugar de situarse en una covacha o abrigo, como otras pinturas, estas se localizan sobre la superficie de la roca cuya inclinación natural las protege de las inclemencias. El lugar, por su amplio campo de visión y por situarse dominando el valle, es un punto claramente estratégico en el control y vigilancia del territorio.

Las pinturas son de color rojo, granate, negro y, algo excepcional, blanco. Estas se agrupan en siete grupos, en los que las figuras humanas o ídolos en forma de ancla, figuras cruciformes, trazos verticales, cuadrúpedos estilizados, etc.

Una de las pinturas más llamativas de este conjunto es la que parece sugerir un rostro, con trazos en los que puede intuirse cabellera, barba, ojos y boca. Otra interesante figura es la que aparece pintada de color blanco, representando a una silueta humana esquemática con un tocado en forma de lira, o con lo que puede ser interpretado como un casco ornamentado, similar a los que aparecen en estelas de final del Bronce. Este es uno de los datos que hace suponer que esta es una pintura posterior al resto del conjunto.

También es reseñable la existencia de figuras de “manos” positivadas, algunas de ellas muy evidentes, aunque su interpretación está abierta a discusión. Por una parte se puede entender que se trata de representaciones de manos humanas, en todos los casos con cuatros dedos.

Pero, por otra parte, también se puede interpretar que son representaciones parciales de “soles”, solo con algunos trazos radiales proyectados hacia arriba.
Por otro lado, son también interesantes las figuras que representan a cuadrúpedos en forma de peines -pectiniformes- algunos de los cuales muestran largas colas o el detalle de las orejas. Dado que en algunos de los grupos de pinturas se mezclan las figuras humanas con las de animales, se baraja la posibilidad de que se tratase de escenas venatorias (relacionadas con la caza).

Algunas de las pinturas se superponen sobre otras más antiguas, lo que hace suponer la reutilización del lugar a lo largo del tiempo. Según algunos autores, la ejecución se desarrolló durante de varios siglos, existiendo en ocasiones largos lapsos de tiempo, de hasta mil años, entre unos autores y otros.