El abrigo que alberga estas pinturas toma el nombre de su descubridor, Paulino Tejero Aparicio, natural de Berzocana. Se encuentra rodeado de bosques de robles y castaños, coronando un pequeño promontorio, en los soberbios Canchos de las Sábanas, desde los que se observa un paisaje impresionante. Sobre la cuarcita, testigos de la historia desde que hace varios milenios los plasmasen sus autores, se congregan varios grupos de figuras esquemáticas, representando a personas de distintos rangos, animales y símbolos desconocidos. Entre todas llama la atención la que parece sugerir un rostro humano.
Las pinturas rupestres de este abrigo se unen a las ya conocidas de la misma sierra, como las de las cuevas de los Morales, de los Cabritos y de los Caballos y, en un sentido más amplio, a las existentes en las cadenas montañosas que forman Las Villuercas.
Este conjunto de pinturas se encuentra en uno de los riscos situados más al sur de los denominados Canchos de las Sábanas. En lugar de situarse en una covacha o abrigo, como otras pinturas, estas se localizan sobre la superficie de la roca cuya inclinación natural las protege de las inclemencias. El lugar, por su amplio campo de visión y por situarse dominando el valle, es un punto claramente estratégico en el control y vigilancia del territorio.
Las pinturas son de color rojo, granate, negro y, algo excepcional, blanco. Estas se agrupan en siete grupos, en los que las figuras humanas o ídolos en forma de ancla, figuras cruciformes, trazos verticales, cuadrúpedos estilizados, etc.