Durante los años veinte y treinta del pasado siglo, se aprobó un trazado ferroviario que debía unir Badajoz, Madrid y Huelva, pasando por Villanueva de la Serena y Talavera de la Reina. Las agrestes estribaciones de las Villuercas supusieron un obstáculo que se demostró infranqueable y que hicieron que el proyecto fuese abandonado tres décadas después de su inicio. Como recuerdo de aquel malogrado proyecto hoy nos queda un grandioso viaducto a las puertas de Guadalupe, atravesando de extremo a extremo el quebrado valle del Guadalupejo.
Fue durante la dictadura de Primo de Rivera cuando se decidió emprender las obras que permitiesen conectar por tren con más rapidez Madrid, Extremadura y el occidente andaluz, uniendo para ello Villanueva de la Serena con Talavera de la Reina, atravesando las Villuercas. El trazado del ferrocarril de las Villuercas, llamado popularmente ‘La Vía’, tendría 168 kilómetros de longitud y 19 estaciones.Su ejecución pronto se enfrentó a las enormes dificultades que entraña la orografía de estas zonas serranas. En especial tuvieron grandes problemas en el Puerto Llano de Cañamero debido a la falla geológica que allí está localizada. Sus rocas, además de su extremada dureza, estaban demasiado fragmentadas como para finalizar el túnel que atravesaría la montaña. Varios intentos de horadarlo acabaron con respectivos derrumbes.
La Guerra Civil y sus posteriores penurias también se cruzaron en el desarrollo del proyecto ferroviario e hicieron que se interrumpiese durante años. Ya en los 60, tras un esfuerzo ingente invertido en la obra, y a solo 20 kilómetros para finalizar el trazado previsto, éste fue considerado inviable y abandonado para siempre. El ferrocarril de las Villuercas se convirtió, de este modo, en un sueño irrealizable.