30-LOS MUSEOS DEL MONASTERIO DE GUADALUPE

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Durante siglos, la devoción mariana de la que Guadalupe fue foco de atracción, así como la importancia que dieron al lugar nobles y reyes, hizo que entre los muros del Real Monasterio se fuese atesorando un ingente patrimonio de obras de arte. Los museos de Guadalupe muestran este impresionante legado y convierten el lugar en un centro cultural de primer orden, haciendo posible que pueda ser disfrutado por quienes visitan el Geoparque Mundial de la UNESCO Villuercas-Ibores-Jara.

La singularidad de los museos de Guadalupe no solo radica en la cantidad de valiosos elementos que albergan, sino también en el contexto arquitectónico y en los edificios en los que se ubican. Tal es el caso del Museo de Bordados, inaugurado en 1928, situado en el antiguo refectorio de los monjes. La estancia muestra pocas modificaciones con respecto a su aspecto original. En ella se ven numerosos trabajos artesanales elaborados en el taller del monasterio desde principios del siglo XV. Trajes religiosos, atuendos ceremoniales, elementos de la liturgia y de los oficios del monasterio, capillos, tocas, capas, mantos… elaborados con ricos materiales y con gran delicadeza por los mejores artesanos de la época.

El Museo de Pinturas y Esculturas está en el claustro mudéjar, concretamente en lo que antiguamente fue la repostería. En este espacio podemos encontrar obras excepcionales de autores como Goya (Confesión en la cárcel), El Greco (La Coronación de Nuestra Señora, San Pedro y San Andrés), Juan de Flandes o Zurbarán, entre otros. También hay en este museo tallas como las de Anequín de Bruselas y Egas Cueman, y un Cristo crucificado de marfil atribuido a Miguel Ángel.

Inmediatamente a continuación del anterior, también en el claustro mudéjar, se encuentra el Museo de Libros Miniados, con una maravillosa colección de más de un centenar de códices. Especialmente espectaculares son los cantorales de gran tamaño -para poder ser leídos por todo el coro de monjes durante los oficios religiosos-, realizados entre los siglos XV y XVI e ilustrados con una rica profusión de motivos vegetales, alegóricos y geométricos. Otras de las joyas que se conservan en este museo son los dos pasionarios del siglo XV. Muchos de estos volúmenes fueron escritos sobre piel de ternero y para la decoración de algunos se utilizó pan de oro. La mayoría fueron elaborados en el scriptorium del propio monasterio durante los tres siglos en los que este se mantuvo activo.

Aunque no se trata estrictamente de un museo, la Sacristía del monasterio alberga en pocos metros cuadrados una impresionante acumulación de obras de arte, por lo que ha sido denominada ‘la capilla sixtina española’. Una ingente cantidad de ornamentaciones de jaspes, mármoles, pinturas y espejos sirven de escenario para algunas de las joyas pictóricas del conjunto monástico guadalupense. De estas, las más destacadas, sin duda, son los ocho grandes lienzos de Zurbarán. Las obras fueron encargadas al pintor extremeño por los jerónimos y aún hoy pueden contemplarse en su emplazamiento original. Las pinturas representan a los monjes jerónimos que moraban por entonces en el monasterio simbolizando los ocho principios de la vida monástica. En la capilla adyacente a la sacristía, la Capilla de San Jerónimo, se conserva una de las obras cumbre del barroco de Zurbarán, La Apoteosis de San Jerónimo.