19-LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE BELÉN DE CAÑAMERO

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Esta ermita alberga a la patrona del pueblo, la Virgen de Belén. La encontramos a unos tres kilómetros del casco urbano, a la vera del río Ruecas, rodeado de farallones cuarcíticos, que hace de paso natural en el camino a Guadalupe. Entre sus muros y en las pinturas que decoran su ábside, se han ido mezclando con el paso de los siglos los estilos mudéjar, barroco y rococó, dando lugar a una inédita imagen. Se trata de un templo singular que, a su valor histórico, artístico y patrimonial, suma el valor de su entorno excepcional.

Esta pequeña ermita mudéjar está situada en el camino que conduce al Real Monasterio de Guadalupe, poco antes de la cuesta del Puerto Llano, en el llamado valle de Belén.
El templo muestra alguna ampliación sobre la construcción original y consta de una sola nave rectangular y de un curioso ábside hexagonal.

Toda la construcción exterior es de piedra, excepto las aristas del ábside y sus ventanas, que están construidas en ladrillo. Ello aporta al conjunto un aspecto austero y sobrio.
La nave que ocupa todo el interior está formada por una sucesión de arcos de ladrillo que arrancan desde el suelo y que sustentan la bóveda de cañón corrido. Todo el interior presenta un pulcro blanqueado, excepto el último tramo de la bóveda y la zona de la cabecera, en los que podemos ver una profusa ornamentación. En esta última, la cabecera, se concentra un excepcional conjunto de frescos barrocos del siglo XVII, en los que destacan elementos astrales como el sol o la luna, así como diversas ornamentaciones vegetales, decoraciones basadas en hojas de acanto o alegorías como la del Árbol de la Vida.

En la parte decorada de la bóveda de cañón hay más pinturas, aunque estas son posteriores, concretamente de finales del siglo XVIII. En este caso los frescos son de estilo rococó y representan querubines con instrumentos musicales, motivos vegetales, etc.

Aneja a la ermita está situada la casa del santero, en la que vivía la persona que se encargaba de su cuidado. A cambio, este podía disfrutar del cultivo de un huerto propiedad de la ermita, además del uso de la citada vivienda.

Dentro del conjunto también merece atención la talla de la Virgen con el Niño pues tiene algunos elementos que la hacen peculiar. De estilo gótico, se calcula del siglo XV, está hecha en madera de cedro policromada. Viste una túnica con escote en pico, con adornos geométricos y vegetales, muy del gusto de la época. Ha sufrido diversas mutilaciones y restauraciones que le confieren su aspecto actual. La última de las restauraciones ha dejado al descubierto la corona que hoy luce la imagen de la Virgen. Dos veces al año la ermita abre sus puertas a la población cañamerana. La primera es el 24 de enero, cuando los jóvenes, los llamados ‘quintos’, realizan una romería para celebrar su mayoría de edad. La segunda, el lunes de Pascua, que es cuando la localidad celebra su principal romería, a la que acude todo el pueblo.