LOCALIZACIÓN Y ACCESIBILIDAD
La Calera es una pedanía de la localidad de Alía. Se accede por una carretera local de unos 10 km que parte al norte del casco urbano de Alía.
Se mantienen en pie unos seis hornos en distintos estados de conservación. Pueden observarse los hornos y las canteras de rocas calizas.
Los hornos se localizan en dos grupos:
El primero de ellos en las cercanías del pueblo, tomando el camino de Navalvillar de Ibor. Está formado por un grupo de tres hornos, uno de ellos prácticamente destruido, y un cuarto horno que se encuentra separado de estos tres primeros.
El segundo grupo de hornos, el más alejado, también se conserva en relativo buen estado y, al igual que en el grupo anterior, las canteras de extracción de rocas calcáreas están situadas en su proximidad.
Para completar conocimientos se recomienda la visita al Centro de Interpretación de los hornos de La Calera, situado en el casco urbano de la población, donde se muestra el proceso de extracción de las rocas calizas en las canteras y la posterior elaboración de la cal en los hornos.
ATRACTIVOS DE LA VISITA
Los orígenes de esta pequeña población se deben a las canteras y hornos para la obtención de cal que se encuentran en sus alrededores y que fueron utilizados en distintas épocas, sobre todo surtiendo de cal al cercano Monasterio de Guadalupe durante su construcción en el siglo XIV.
Junto a los hornos se observan las canteras de donde se extraían las rocas calcáreas (calizas y dolomías masivas y recristalizadas), constituidas por carbonatos de calcio y magnesio. Puede verse el frente de extracción, de unos 3 m de altura y unos 25 m de longitud, abarcando la superficie más amplia de estas rocas casi los 100 m2.
Las dimensiones de los hornos son casi uniformes, con unos 2,5 m de diámetro y unos 3-3,5 m de altura. En ellos se introducían las piedras calizas (carbonato de calcio, CaCO3) colocadas sobre un lecho vegetal de leña de encina. Se encendía y se las sometía a calcinación, a unos 700º-900ºC de temperatura durante tres días, para así convertir el carbonato cálcico de la roca caliza en cal viva (óxido de calcio, CaO). La cal viva se apaga añadiendo agua y se obtiene una pasta blanca que se utiliza para encalar paredes y como elemento de unión, mezclada con arena, para construir muros de piedras o de ladrillos.
Ilustración de Antonio Grajera.