El itinerario parte de Castañar de Ibor en la carretera hacia Navalmoral de la Mata a partir de un camino, a la derecha, en el kilómetro 36,8.
La ruta nos va a llevar hacia un paraje conocido con el popular nombre de las Casitas de Papel posiblemente por las antiguas casas de cabreros, hoy abandonadas, construidas con lascas de pizarras finas como fajos de papel dispuestas ordenadamente para levantar los muros. El entorno es fuente de este tipo de roca perteneciente a las pizarras del Silúrico que constituyen el núcleo del Sinclinal del Guadarranque.
Castañar de Ibor se encuentra en el valle anticlinal del Ibor sobre lutitas, areniscas feldespáticas y, al norte del pueblo calizas, que dan lugar al fenómeno kárstico de la Cueva de Castañar. Todas son rocas muy antiguas del periodo Ediacárico. En el tramo de carretera aparecen trazas cámbricas de areniscas y limolitas pero no pararemos para su observación. Ya en el camino, llegamos enseguida al Ordovícico, en la Sierra del Castañar, adentrándonos en el valle sinclinal del Gualija-Guadarranque que ya no abandonaremos en todo el itinerario.
Durante la ruta encontraremos información de sorprendentes parajes geológicos, agrícolas y ecológicos: la raña de la Laguna y su entorno lleno de magníficos olivares, el bosque de ribera de la Garganta del Endrinal, a su vez geositio por explicar el cambio climático de finales del Ordovícico, la Era de Porrinas donde observaremos rocas con metamorfismo de contacto por la influencia de la intrusión magmática que dio lugar al Berrocal de Peraleda. Y el premio final, un paraje de innegable belleza visual en las Casitas de Papel, sonsacado a los meandros con los que las fracturas en los duros roquedos de ortocuarcitas obligan al río Gualija a dibujar un curso tortuoso a lo largo de su andadura hacia el Tajo. Nunca lleva el Gualija un gran cauce y sin embargo, la ausencia de embalses en su curso, lo escarpado del terreno y la tenencia tradicional de la tierra han protegido un paraje de alto valor ecológico. En sus riberas como en las de sus tributarios, el bosque de galería aparece diversificado entre alisedas, loreras y la constante presencia de durillos y enebros.