La sierra del Hospital del Obispo ve rota su continuidad, a través de la sierra del Rullo, por el discurrir transversal de la garganta del Hospital del Obispo.
En los Canchos del Ataque, en la “apretura”, o desfiladero, que forma la garganta del Hospital del Obispo al atravesar la sierra del mismo nombre, se ponen de manifiesto los estratos de la Cuarcita Armoricana, del Ordovícico Inferior, con una inclinación (buzamiento) de unos 45º E aproximadamente.
Lo que representan estos estratos es parte del flanco suroeste del sinclinal del Guadarranque y el noreste del desaparecido anticlinal del Ibor, actualmente desmantelado por la erosión, y que muestra en su núcleo los materiales del zócalo Ediacárico-Cámbrico. Es un sitio adecuado para observar las partes o elementos de un pliegue anticlinal.
Desde este punto, y en todo el trayecto hasta el caserío del Hospital del Obispo, puede observarse en las cumbres de un lado y otro (solana y umbría del valle) de la garganta la prolongación de los estratos de cuarcita citados, conformando parte del flanco sur del ya desmantelado anticlinal del Ibor. Más hacia el oeste vemos lo que sería un “cerro testigo”, conocido como el “camorro de Navalvillar”, un relieve residual esculpido por la erosión de la charnela, cúpula o bóveda, del gran anticlinal del Ibor. En el citado trayecto nos encontramos también con el geositio de las turberas del Hospital del Obispo.