Hacia el norte de la zona en la que nos encontramos podremos adentrarnos en el berrocal de Bohonal de Ibor. Se trata de granitos de grano grueso, con megacristales de cuarzo, feldespato ortosa y dos micas. El conjunto está intensamente fracturado, presentando la típica geomorfología de los berrocales graníticos, donde abundan los bloques redondeados, bolos y piedras caballeras, (p. ej. berrocal de Peraleda de San Román), cuyas rocas se han formado por una ascensión de magma fundido (intrusión magmática) y posterior enfriamiento en el interior de la corteza terrestre. Esta intrusión se realizó rompiendo y asimilando dentro de la masa magmática las rocas preexistentes, en este caso pizarras paleozoicas, que por efecto del calor magmático, han sufrido un conjunto de transformaciones en su textura y composición mineralógica. Es un fenómeno conocido como metamorfismo de contacto, o metamorfismo térmico, ya que predominan las elevadas temperaturas. Las transformaciones se producen por recristalización, con un nuevo reagrupamiento y orientación de los minerales de las pizarras que, generando nuevos minerales, dan lugar a rocas metamórficas diferentes según el grado de presión y temperatura recibido, que será más intenso a medida que nos aproximamos hacia el contacto con la intrusión magmática. Esa zona se denomina “aureola de contacto” o “aureola metamórfica”.
A lo largo de los taludes de la carretera podemos encontrar pizarras, esquistos micáceos y micacitas. En superficie, estas rocas muestran alteraciones y un brillo micáceo debido al gran contenido en láminas de micas (moscovita y biotita) que las constituyen. Presentan además una típica pizarrosidad o esquistosidad (división en lajas o lanchas, con roturas a favor de múltiples planos paralelos), definida por la orientación laminar de las micas, adquirida por los esfuerzos tectónicos generados por el emplazamiento del plutón granítico entre las pizarras paleozoicas.
En estos taludes se observan también diferentes intrusiones filonianas en forma de diques (una forma plana, estrecha y alargada, de intrusión magmática) encajados en las fracturas de pizarras, areniscas y cuarcitas de la era Paleozoica. Algunos son de tipo aplítico con cristales de pequeño tamaño y con colores muy claros, casi blancos; otros, sin embargo, son de tipo pegmatítico, en los que han cristalizado granos de cuarzo, micas y feldespato ortosa de gran tamaño.